¿COLABORA POCO CON LA SOCIEDAD UNA EMPRESA CAPITALISTA?

Posted on 2012/07/27. Filed under: Información propia | Etiquetas: , , , , , , , , , , |


Una y otra vez se pide que los “Ricos” tributen más y colaboren más con la sociedad que los acoge.

Constantemente se tilda a estos «ciudadanos privilegiados» de «avariciosos y egoístas» como si eso fuera un pecado social de una norma moral no escrita, que más se parece a los sermones con moralina católicos que a ser consecuencia de una presunta racionalidad, de la que fatuamente se vanaglorian e impropiamente se hacen dueños, y de la que se proclaman como únicos y válidos representantes.

También cabe destacar de esas opiniones la insinuación de que, sistemáticamente, los más «Ricos» tributan a tipos más bajos que los más «Pobres», lo que en Derecho tributario se denomina regresividad del sistema tributario.

Para colmo se  identifica normalmente a estos «Millonarios» como los dueños de las Grandes Empresas. Por lo que llegan a la conclusión «racional» de que si «en las últimas décadas se ha transferido bienestar a costa de todos a unos pocos» y  «la solución de la crisis del euro debe tener en cuenta también reducir el abismo entre ricos y pobres» (EFE) hay que abogar por que los más adinerados contribuyan a resolver la crisis de la zona del euro obligándoles a «contribuir» con más impuestos.

¿Pero todas estas afirmaciones son certeras?

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Se podría analizar esta cuestión desde múltiples perspectivas como por ejemplo:

  • ¿Son todos los capitalistas tan ricos como pretenden los diversos analistas de los medios de comunicación?
  • ¿Su avaricia corrompe la colaboración social o la organización de la sociedad?
  • ¿Su egoísmo es perjudicial para el prójimo y para la sociedad?…
  • ¿Se pueden identificar a todos los empresarios como «Ricos»?
  • ¿La empresas, y de forma secundaria los «Ricos», deberían pagar más impuestos?

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Como cada una de estas perspectivas sería causa de profusos y extensos artículos, solo voy a dedicarme a analizarlo desde el siguiente punto de vista:

  • Cómo la empresa es un ente estructurador de la sociedad, que provoca la máxima colaboración entre individuos e influye en el progreso de la sociedad de forma inevitable.
  • Y además, de manera indirecta, es la que más impuestos paga al Estado.

A medida que desarrollemos el artículo tocaremos de forma tangente algunas de las perspectivas anteriormente enumeradas.

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Como siempre, lo que voy a desarrollar no deja de ser una reducción de la realidad a unos parámetros abarcables, por lo que probablemente sea fácilmente objetable y discutible si nos fijamos en el detalle. Por lo que ruego por anticipado que no seáis muy crueles en ese tipo de análisis.

El objetivo del artículo es añadir un nuevo punto de vista para observar la realidad a otra escala, lo que nos va a permitir desmontar esta afirmación facilona y demagógica usada con demasiada asiduidad por demasiada gente desde hace demasiado tiempo.

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LA EMPRESA Y SU FUNCIÓN SOCIAL

Cuando un empresario crea una empresa, aparte de tener clara la idea del negocio y su desarrollo, ha de tener claro que:

  • a través del desarrollo de esta idea ha de poder conseguir unos beneficios adecuados sobre el capital invertido por adelantado;
  • que estos beneficios han de ser superiores a los que se pudieran conseguir manteniendo el dinero en el banco;
  • y que además han de compensar el riesgo que se corre adelantando ese dinero para obtener unos posibles beneficios a largo plazo.

Y, por supuesto, el empresario tomará la decisión de crear la empresa por razones subjetivas y egoistas, nunca comunitarias. Es el Beneficio futuro el que motiva a los empresarios a actuar, ya sea de forma erronea o de forma acertada.

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Una vez se decide el empresario a llevar a cabo la idea inicial, comienza el problema de la financiación.

Con respecto a la financiación, lo adecuado sería que fuera el propio empresario el que tuviese el capital necesario para desarrollar su empresa por completo, desde el inicio hasta el fin; pero no siempre ocurre así.

Para conseguir el capital que le falta, el empresario recurre a los Capitalistas, que son los que aportan el dinero por adelantado para que se desarrolle la empresa, que no deja de ser un proyecto de inversión de alto riesgo.

El problema básico es que Capitalista es cualquiera que aporte dinero a la empresa. Es decir, desde el último cateto del pueblo con dinero invertido en fondos, como un pensionista con su plan de pensiones invertido para cobrar unos pocos intereses por ese capital, hasta el mayor millonario que no sabe qué hacer con el dinero y busca empresas dónde invertirlo para obtener un beneficio.

¿Se les puede denominar en todos los casos «Ricos»? ¿Hay que penalizarlos por el simple hecho de formar parte de la inversión de una empresa?

Pero sigamos.

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Para poder desarrollar la actividad, la empresa tiene que llevar a cabo una serie de actividades secundarias, que facilitan la producción del producto o servicio del cual posteriormente pretende obtener beneficios.

Entre ellos podríamos describir, a modo de burda simplificación, los siguientes:

  • La empresa ha de tener un Patrimonio inicial invertido (Acciones, Subvenciones, Créditos,…),
  • Ha de tener un Inmovilizado Material o Inmaterial (Terrenos, construcciones, mobiliario, ordenadores, programas informáticos, patentes, …)
  • Ha de tener Bienes de Capital, (maquinaria, instalaciones, vehículos, …)
  • O por ejemplo, ha de tener Existencias y Aprovisionamientos (Materias primas, bienes o servicios, combustibles, repuestos,…)

Por todo ello se pagan las correspondientes Impuestos, Tasas de cualquier tipo, Contribuciones y Exacciones Parafiscales, ya sean, IBI, ICIO, Autoliquidaciones de obras o reformas, Matriculaciones, Impuestos de circulación, Plusvalías, IVA, Retenciones, Tasas, etc. … con lo que se colabora profusamente para el mantenimiento de la estructura del Estado.

¿A esto se le puede denominar no colaborar con la financiación del Estado?

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La creación de la empresa provoca, entre otras cosas, la creación de Puestos de Trabajo (y no al revés como constantemente se proclama) Todos y cada uno de los trabajadores de la empresa pagan sobre un 50% de impuestos al Estado del Sueldo Bruto total que le paga la empresa. Léanse como una pequeña muestra de los mismos Seguridad Social, IVA, IRPF, Tasas varias, Seguridad Social, FP, …

Pero está claro que no existirían empleados que paguen esos impuestos si no existiera la empresa que los hubiese contratado.

No solo eso; a través del empleo y de los productos del mismo, la empresa devuelve a la sociedad multiplicados los factores de trabajo recibidos.

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Por otra parte, el gasto de la empresa permite, además, hacer rentables otras empresas de bienes o servicios a los que se les contrata para, a través de sus servicios, obtener beneficios futuros.

Esas empresas pagan sus impuestos correspondientes, que son los que ya estoy describiendo para esta misma empresa.

En las transacciones se colabora con el Estado en un 18% de IVA sobre el valor que la empresa añade al producto, que aunque se puede compensar con el IVA Soportado no deja de ser un impuesto con el que se colabora al mantenimiento del Estado.

¿La «avaricia empresarial» corrompe la colaboración social o la organización de la sociedad?

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Después de arriesgar el capital, pagar todos los servicios y bienes, transformar el producto, venderlo con éxito (si es capaz y no obtiene pérdidas por un error empresarial), descontar todos los gastos e impuestos, le queda a la empresa un Beneficio Bruto por el que también va a pagar un Impuesto de Sociedades.

Se dice y se publica que hay empresas que pagan unas más que otras, y cuanto más grandes son las empresas menos pagan por las mayores facilidades que tienen para “defraudar” a la Hacienda Pública, pero eso no es así.

Para MI «desgracia», he estado estudiando fiscalidad este último mes, y si hay empresas que pagan menos que otras es por todas las bonificaciones, reducciones y descuentos que el Estado les da por favorecer a unos ciudadanos sobre otros, es decir, por concederles privilegios, o por favorecer que la empresa gaste en i+d cuando ésta lo tiene que hacer si quiere mantener su posición comercial en el mercado, o por mil y una razones, a cada cual más peregrina… Todas estas «concesiones» tienen que ver con el chantaje que el Estado hace a la Empresa para que esta «supuestamente» devuelva a la Sociedad parte de sus ganancias y favorezca y fortalezca a la Sociedad con su aportación, a cambio de una «gracia de su Graciosa Majestad«, el Estado.

Pues como decía, sobre los Beneficios Brutos se han de pagar al Estado un 30% inicialmente, que se reducirá según la capacidad de la empresa y sus deducciones legales.

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Una vez descontado el Impuesto de Sociedades sobre los Beneficios Brutos obtenidos, la empresa ha de “devolver” al Capitalista lo invertido repartiendo parte de los Beneficios Netos restantes entre ellos.

Sobre esta devolución a los Capitalistas, que describimos al comienzo del epígrafe, se ha de pagar un 12% al Estado; y si se hace mediante SICAV un 1%, pero con la penalización, en este último caso, de que si retira el dinero de la ínclita SICAV el Capitalista tendrá que pagar un 21% a mayores sobre el capital retirado. (La extrema demagogia de las Sicav por Juan Ramón Rallo)

Aparte de esto, todos los capitalistas han de hacer declaración de IRPF y pagar sobre el patrimonio obtenido, como cualquier hijo de vecino.

¿Estamos seguros de que la empresas, y de forma secundaria los «Ricos», deberían pagar más impuestos?

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Todos esos impuestos sobre el capital, provocan que la cantidad de dinero existente a nivel privado para reinvertir en la empresa o en la creación de nuevas inciativas empresariales sea menor del que podría ser, con lo que el ciclo “virtuoso” que acabo de describir se extingue a mayores “colaboraciones” con la Sociedad.

Y aún si el dinero cobrado por el Estado fuera a mejorar las condiciones en que la empresa pudiera producir y obtener más beneficios, e indirectamente y consecuentemente más beneficio «Social» (si queréis llamarlos así), podría tener una justificación.

¿Pero de verdad todavía creemos esta patraña? Para abriros los ojos sobre este tema, os remito al artículo EL PROBLEMA NO SON LOS IMPUESTOS ALTOS SINO DÓNDE SE UTILIZAN,  publicado en 2012/01/16.
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CONCLUSIÓN

Y después de todo lo expuesto, os hago ahora yo las preguntas:

  • ¿Son todos los capitalistas tan «Ricos» como pretenden los diversos analistas de los medios de comunicación?
  • ¿Su «avaricia» corrompe la colaboración social o la organización de la sociedad?
  • ¿Su «egoísmo» es perjudicial para el prójimo y para la sociedad?…
  • ¿Se pueden identificar a todos los empresarios como «Ricos»?
  • ¿La empresas, y de forma secundaria los «Ricos», deberían pagar más impuestos?

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Por cierto, y para finalizar una pregunta capciosa:

¿Cuantas de estas colaboraciones y aportaciones descritas para una Empresa Privada realiza una Empresa Pública o el Estado consigo mismo?

(Buenoooo, acabo de mentar la bicha 😉 )

Flxaryaman.

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